La Hostelería se resiste a perder la batalla contra los rigores impuestos por la pandemia y busca fórmulas para adaptarse, sacar el mayor partido posible a sus recursos y al margen de actuación que le marcan las medidas de restricción e higiénico-sanitarias.
En esta ocasión, marbellahoy.es cuenta la historia del restaurante El Castillo. Y es que era eso, un castillo artificial de juegos infantiles prácticamente en desuso y ahora convertido en un agradable establecimiento de hostelería. Aún teniendo que hacer frente a los numerosos inconvenientes que afectan al sector en estos tiempos, ellos, al menos, tienen a su favor contar con uno de los elementos más valiosos. El espacio. El local está enclavado en pleno corazón del parque de Xarblanca, rodeado de naturaleza, con amplio salón y terraza, lo que les facilita garantizar a sus clientes las distancias de seguridad que marcan las autoridades y la ventilación, vital para prevenir contagios, como han dejado patente numerosos estudios.
De ahí, en adelante, el resto lo pone la profesionalidad de una familia que lleva décadas dedicándose a este negocio, aunque la gerente, Carmen Morales, admite que están siendo tiempos difíciles en los que “volvemos un poco locos a nuestro clientes. Ahora abrimos, ahora cerramos, hasta las seis…, hasta las ocho… Ahora, afortunadamente podemos estar hasta las diez.”, cuenta. Ya se sabe, los cambios continuos que han tenido que afrontar.
Otro factor importante es la versatilidad de su cocina. Desde un primer momento, antes de la pandemia, ya apostaron por tener un gran horno para pizzas, que luego se reveló crucial, ya que la comida para llevar ha sido una válvula de escape para muchos establecimientos. Además, como subraya Carmen, “a los niños les gustan mucho y le facilita las cosas a las familias”.
Asimismo han hecho una fuerte apuesta por las comidas por encargo, tanto en el local como para llevar. En el transcurso de la entrevista se pueden ver una espectaculares piernas de cochinillo y Morales nos habla con alegría sobre los peroles de carne, una de las especialidades. “Strogonoff, curry o pimientos; a la antigua usanza, para compartir dos personas”, dice.
También piensan en eventos: bodas, bautizos, comuniones, “incluso divorcios”, bromea Carmen, “siempre ateniendo a las normas”, advierte, mientras alude de nuevo al espacio disponible en el entorno del parque, que permite un grado de esparcimiento con el que esperan seducir a su clientela.

Restaurante El Castillo enclavado en pleno corazón del parque de Xarblanca