Si me preguntan a mí..
Estoy muy contento de que exista un día especialmente dedicado a vosotras, Mujeres. El momento histórico en el que nos encontramos no habría sido posible sin hitos inmateriales como éste, verdaderas conquistas en nuestro camino hacia una sociedad equilibrada. No soy político, ni sociólogo, por lo que me voy a tener que limitar a plasmar aquí mi punto de vista muy personal, básico, pero sincero. No me cabe duda, de que La Mujer es y ha sido siempre el elemento de admiración principal a lo largo de toda mi vida. No sé cómo lo ven otros, pero personalmente siempre, desde muy temprano, he considerado a La Mujer como el perfeccionamiento del hombre.
Siempre he visto a la mujer como estandarte de la lucha y paciente conquista de misiones en las que he visto hombres darse la vuelta directamente. Cualquier tarea hecha por una mujer tiene un plus de forma casi intrínseca, porque en ella está no solo la dedicación visible que las mujeres ponen a todo lo que hacen, sino también la estela de las dificultades que siempre han tenido para completarla. El propio hombre ha sido muchas veces el primer obstáculo y lamento tener que comprobar que en muchas ocasiones sigue siendo así. Solo puedo imaginar, que levantarse cada día y saber que hay que hacerse sitio no ya solo entre iguales competidores, sino también ante otros que, por simple definición, se erigen en rival o incluso «gatekeepers«, debe ser agotador. Pero no os habéis agotado, y al contrario os habéis crecido.
Así, en mi vida he podido comprobar también, cómo -por suerte- dicho espectro de otros congéneres no son -por regla general- en absoluto un bastión infranqueable, permitiendo así a la mujer hacer. Y creo que de eso se trata éste día: no de concienciar a la mujer de lo que ya es, sino de concienciar al hombre, de que deje paso honesto a la mujer, no colocándose delante de forma indefectible. Me conformaría con que el número decreciente de personajes masculinos supieran reconocer esa igualdad, reconociendo que no son una especie de catalizador para que las cosas funcionen. Y sería una verdadera maravilla, quizás aún una utopía, que reconocieran esa superioridad que contemplo en tantos ámbitos.
Afortunadamente, parece que cada vez más hombres ya han captado el mensaje. Como un simple testigo observo el acierto de mis intuiciones, contemplando el incremento exponencial de éxitos, pero compruebo también que el camino sigue siendo largo. Por ello, hoy no solo felicito a La Mujer por todos sus logros, sino también animo a muchos hombres a que abran ya, por fin, esas compuertas que inexplicablemente siguen cerradas, accionadas por ya solo unos pocos. Podrían comprobar cómo también “su mundo” mejora. Porque a veces la mejora de una parte no implica el empeoramiento de la otra. Eso son definiciones primitivas que sin duda ya pueden ser olvidadas. El Día de La Mujer es por ello un día muy completo, en el que cabe recordar y celebrar muchos matices y quizás uno de los más importantes, pues afecta no solo a la mitad, sino a toda nuestra población, es la importancia misma de celebrarlo.