El golf es una de las actividades de ocio por excelencia en la Costa del Sol. MarbellaHoy visita una estampa con la que sueñan los miles de jugadores que vienen a visitarnos cada año para practicar este deporte. Con unas vistas espectaculares hacia el mar y un campo mimado hasta el mínimo detalle, nos recibe Eliat Pérez, director y gerente de Cabopino Golf, en un entorno paradisiaco. Un tipo servicial, cercano, de origen cubano, amante del béisbol, y un acento intacto. Como debe ser.
Cabopino Golf «se ha hecho mayor», y es que se cumple el vigésimo aniversario de su construcción «en una finca de árboles autóctonos». Las principal virtud de este recorrido «es la proximidad con el mar», y al tener pendiente algunos de sus dieciocho hoyos, provocan «unas vistas, que le hacen ser un sitio único». Además califica la localización de «inmejorable», por la proximidad a otros puntos de interés en la provincia.
Un motor económico en cuanto a «puestos de trabajo e ingresos» y unas cifras que están en mano de las Administraciones. Sin embargo, persiste un problema que amenaza la viabilidad del sector y es que «el golf no está reconocido, después de muchos años, dentro de la cadena de turismo». Insiste que «es un tema muy abierto» y que la pandemia paralizó todos estos trámites. Por ello, hace un llamamiento para solucionar este problema: «Lo importante es cómo vamos a salir de este lío, por tanto las Administraciones y las empresas deben dar lo mejor de sí. Un hotel tiene una imposición de un 10%, nosotros un 21%. La diferencia es abismal. Y más en estos tiempos difíciles. Ojalá que pronto se nos meta en esa cadena porque no tiene ningún sentido».
Las previsiones para el verano son esperanzadoras, aunque podrían ser mejores «si se materializan los pronósticos para septiembre y octubre, aún en temporada alta». Se lamenta de las facilidades que está dando la Junta de Andalucía al turismo porque el sector «no se va a poder beneficiar de esa reducción de IVA».
De forma popular se suele tachar al golf de aburrido, Eliat es contundente a la hora de definir este deporte: «Si preguntas aquí por el béisbol te dirán que sí y en Estados Unidos es una pasada. El desconocimiento lleva a esas conclusiones. Es el único deporte donde un niño puede jugar con su abuelo y hacerlo en igualdad de condiciones. Es capaz de reunir a un público heterogéneo en una misma partida. Invito a la gente que lo pruebe, y no es un deporte caro para nada, que también se suele decir.»
Además, añade que «es más duro de lo que la gente pueda llegar a pensar, tanto física como mentalmente». Solo con imaginarse coger una bolsa de palos «de unos treinta kilos, andar nueve kilómetros, con golpes incluidos», seguro que la percepción de más de uno varía.
Eliat es amante de aquellos «que hacen algo diferente, que arriesgan». De los jugadores actuales, «cuesta escoger porque hay muchos buenísimos». Se declara fan de Rory Mcilroy «por ese swing tan perfecto y bonito de ver». Hace una mención especial a Bryson DeChambeau, que «de un día para otro decide hacerse palos diferentes, un trabajo físico exigente y así sumar sesenta yardas en un golpe». Por último, cree que Garrick Higo «es un jugador muy especial.». Buenos gustos, sin duda.
