El debate está en la calle. Los nuevos radares de velocidad, colocados en vías urbanas, han generado estos días opiniones dispares, a raíz del último pleno, celebrado el pasado viernes, donde la oposición, con el concejal socialista Javier Porcuna, planteaba la posibilidad de replantearse la medida «al tener un fin meramente recaudatorio». Bien, pues MarbellaHoy ha querido comprobar de primera mano cómo valoran los ciudadanos la colocación de estos dispositivos. Cuatro nuevos puntos, pero pueden ser más en los próximos días: avenida Cánovas del Castillo, la entrada a la ciudad por Severo Ochoa, la zona de El Ancón y la popular subida del Poli (entre el Pirulí y Vigil de Quiñones).
Un sector de la población lo ve como una estrategia del Gobierno local, ahora que la ciudad recibe a miles de turistas, para «sacar el dinero a la gente» y poder recuperar ingresos en un principio para las arcas públicas, después de unos meses con escasa movilidad. Sin embargo, también hay una mayoría que se muestra a favor de la colocación de estos radares para aumentar la seguridad, incluso algún ciudadano compara las calles principales «con un circuito de carreras».
La realidad es que se están adoptando más medidas de seguridad, en comparación con otros veranos. Ahora, que la movilidad se va a multiplicar, y por ello, la circulación de vehículos, colocar estos dispositivos pueden «evitar muchos accidentes», como afirmó la el concejal de Seguridad Ciudadana, José Eduardo Díaz, el pasado viernes. Hace unos días también se presentaron una serie de normas relacionadas con el uso de bicicletas y patinetes.
