Quizás sea por los referentes deportivos, tal vez por a divulgación de sus bondades a través de distintos medios, pero el caso es que muchas miradas están puestas en los tratamientos con oxígeno hiperbárico, a menudo asociados a la recuperación tras grandes esfuerzos, pero con una complejidad médica que va mucho más allá de los usos banales que habitualmente se les atribuye.
Lo sabe bien el doctor Rafael Sánchez, del centro de tratamiento hiperbárico de Estepona, uno de los referentes en este entorno geográfico. En La Entrevista de marbellahoy.es explica que “no se trata tanto de oxigenar, sino de usar el oxígeno como un medicamento. En condiciones normales, respiramos aire, una mezcla de gases en la que el oxígeno es un 21 por ciento. Nuestro cuerpo esta diseñado para esto, no necesitamos nada más”. Pero, en el caso de este tratamiento, lo que se le da es “un uso médico”.
Durante la charla, la exposición del doctor ayuda a entender mejor la dimensión de una terapia, cada vez más extendida. “las cámaras hiperbáricas son un receptáculo completamente hermético, porque hay que aumentar la presión en el interior, de modo que el paciente inhale el oxígeno a presión elevada, y, así, se distribuye por todo el organismo, entre en todas las células. De ahí, los efectos terapéuticos”.
Luego viene la necesidad de dejar algunos conceptos claros y desmitificar aquello que haya podido afirmarse desde el desconocimiento. La astenia, o el cansancio persistente, tal vez crónico, es una de las patologías a las que más se vincula el tratamiento. Según el doctor Sánchez, “es una demanda importante y funciona muy bien”. Sin embargo, advierte, “no es la más importante, aunque sí la más prevalente”.
Otras patologías para las que está indicado serían “problemas de carácter neurológico, traumático o regeneración celular” En general explica, “en todo lo que es recuperación de estructuras que están en fase de regeneración, el oxígeno presurizado acelera el proceso”.
Una ventaja importante es que, como recalca Sánchez, “riesgos son muy escasos”. Eso sí, los hay, por lo que “hace falta supervisión médica”, subraya el facultativo. En cualquier caso, indica, “la edad no es una contraindicación”. Lo primero que hay que hacer es “comprobar que lo que estamos buscando tiene indicación de ser tratado con oxígeno a alta presión y, segundo: que la persona puede estar sometida a un medio hiperpresurizado. Luego establecemos el protocolo específico para esa persona”, explica el doctor Sánchez.
Aunque despierta mucho interés, la terapia aún no está muy extendida, especialmente en España. Los pacientes, señala el médico, “llegan porque han conocido que existe y quieren ver si su demanda tiene ubicación aquí. Otros llegan por indicación médica. También hay muchas personas en la profesión médica que no conocen el tratamiento”.
