El bosque de las palabras
Don Juan de Tassis y Peralta, segundo conde de Villamediana vivió entre 1582 y 1622.
Fue poeta y autor teatral y se codeó con Lope, Góngora y Quevedo del que era enemigo. Cervantes crea de él un personaje en el Quijote como Pierres Papin.
Aventurero amoroso, participó en justas y corridas de toros.
Cuando volvió del destierro, por vicioso, a la muerte de Felipe III, regresó a la corte y se enamoró perdidamente de Isabel de Francia, esposa de Felipe IV.
Los amantes aprovechaban cualquier circunstancia para encontrarse y una de estas fue que Isabel participó como actriz en el estreno de la obra del conde: Gloria de Niquea y Dafne, representada en los jardines de Aranjuez, en 1622.
El conde provocó fuego en el escenario con el objeto de salvar a Isabel, cogerla en brazos y alejarla, cumpliendo así el sueño de abrazarla.
En agosto de 1622 se celebraba en la plaza Mayor de Madrid una corrida de toros presidida por Felipe IV y su esposa.
Era costumbre que los caballeros que intervenían en la lidia exhibieran lujo, riqueza y ostentación y en el pecho una divisa que era una frase corta de contenido afectivo dirigido a sus amadas, o apetencias más deseadas. Por ejemplo el Conde Orgaz escribiría: “Me da vida quien me abrasa” y la de don Luis López rezaba: “Mi amor es para quien lo quiera” y la de Villamediana ponía: “Son mis amores…” y debajo colgaban cuatro monedas de a real.
Los reyes no entendieron esta divisa, pero el conde Duque de Olivares si y se lo dijo al rey: “Majestad, la alusión no puede estar mas clara.” Entonces el rey contestó: “¡Con que son sus amores reales!, pues yo los dejaré en cuartos”
Días después, el 21 de agosto cuando el conde iba en un carruaje acompañado de Luis de Haro, sobrino de Olivares, un arcabucero asaltó el coche y le hirió en el pecho con una flecha causándole la muerte. El asesinato de Villamediana alegró a mucha gente, pues así hirieron las críticas de sus escritos y poemas en la corte de los Austrias. Pocos lloraron su muerte, quizás la reina Isabel. Jamás se detuvo al asesino y todos asintieron con aquel crimen de estado.
Como se verá nada hay nuevo bajo el sol, ni en amores, ni en la muerte, ni en las críticas, ni en los complots de estado.