Hidralia, la empresa responsable del ciclo integral del agua en diversos municipios de la Costa del Sol Occidental como Marbella, Estepona o Manilva, y Benahavís a través de su empresa mixta Aguas de Benahavís, ha recogido en lo que va de año unas 800 toneladas de residuos procedentes de la limpieza y mantenimiento de la red de saneamiento, entre los que destacan, principalmente, las toallitas, que suponen alrededor del 40% de los hallados; es decir, unas 320 toneladas de este desperdicio no biodegradable y enormemente perjudicial.
Estos elementos son el principal causante del mal funcionamiento del servicio y hacen un grave daño al medio ambiente de las ciudades, puesto que tardan más de 500 años en desaparecer. Pero las toallitas no son el único residuo que se puede encontrar en la red de saneamiento; también es frecuente hallar bastoncillos, pañales, tampones y, desde que comenzó la pandemia, mascarillas, todos ellos artículos que no se deberían tirar por el retrete en ningún caso.
Los equipos técnicos de Hidralia, según informa la empresa, “trabajan a diario resolviendo los atascos en la red general de saneamiento provocados por este tipo de residuos, lo que supone que realicen intervenciones por atascos no solo en la red, sino también en las estaciones de bombeo, ya que estos desechos bloquean las bombas de impulsión”. Un problema que se agrava incluso más en caso de llegar a las depuradoras.
Hidralia lleva a cabo campañas de concienciación a lo largo del año con las que pretende evitar los problemas medioambientales y económicos provocados por obstrucciones y daños en hogares, redes de alcantarillado, equipos de bombeo y estaciones depuradoras.
Entre las recomendaciones que apuntan estarían: no arrojar elementos no biodegradables a los conductos de desagüe habitual del hogar, ya sean retretes, lavabos o fregaderos; utilizar papeleras en el baño para tirar las toallitas húmedas y otros elementos de higiene personal y no arrojar nunca aceite usado por los desagües. En este último caso, el aceite se une a la sosa cáustica que contienen los jabones utilizados para la colada, produciendo una reacción que termina creando tapones en las tuberías. Con el paso del tiempo estos tapones se endurecen haciendo imposible el paso del agua con el consecuente atasco.
Para diagnosticar el estado de las instalaciones y garantizar un correcto funcionamiento, la red es inspeccionada periódicamente por Hidralia, que cuenta para ello con sensores instalados en el control de los aliviaderos y con sistemas que permiten tener un conocimiento del estado de la red en tiempo real. Según informa la empresa, “la transformación digital realizada en los últimos tiempos juega un papel fundamental para realizar estas labores, ya que todo el sistema de redes se encuentra cartografiado y reflejado mediante aplicación informática GIS, lo que permite un mejor control a la hora de realizar el mantenimiento, tanto preventivo como correctivo de la red”.