El bosque de las palabras

Hoy les propongo una reflexión que viene a cuento y como recuerdo de cuando yo ejercía la crítica taurina.
Muchos profesionales del toreo para echarnos en cara a algunos periodistas las malas críticas que recibían, sobre todo de los que habíamos adquirido fama de ser duros, nos querían poner a torear, pues pensaban, supongo que aún lo piensan, que poniéndonos delante de la cara de un toro nuestras opiniones cambiarían. Es decir que dulcificaríamos nuestros comentarios. Y no digo que no, pero tampoco digo que si.
Verán, no es fácil ejercer la crítica taurina. Manolo Ortiz, el gran torero malagueño con quien compartí en bastantes programas los micrófonos de la radio, llegó a decirme que después de probar a criticar a los toreros nos entendía perfectamente, y que le resultaba más fácil ponerse delante de un Miura que de un micrófono.
Intentaré explicar los que creo son los tres estados más importantes del crítico de toros. Estados bajo los cuales habitualmente hace su trabajo. A saber:
El SUBJETIVISMO: Siempre he entendido que ser objetivo en la crítica taurina es una tarea difícil y a veces imposible. En realidad en el ejercicio de la crítica influyen muchos factores que determinan el resultado final y que más abajo trataré de descubrir en el Decálogo de Influencias Corruptivas. Pero hay una que suele pesar y que aunque en apariencia no se tenga en cuenta, influye, es que la gente quiere que te mojes. Que nos mojemos para ver lo que sabemos, para ver lo que enseñamos, para ver si coincidimos con su opinión. Por lo tanto la objetividad solo aparece cuando se da la ficha del festejo y pasa a un segundo plano porque lo importante en la profesión de periodista taurino es decir lo que piensas y porqué lo piensas. Es decir ser subjetivo.
LA MORALIDAD: Influye en la critica el proceso de maduración del crítico y que viene determinada por su educación, incluida la taurina, sus condiciones de vida, el medioambiente en el que se desenvuelve, el medio para el que trabaja, etc.
LA DEPENDENCIA DEL MEDIO: es importante si el crítico vive del trabajo realizado en el medio, si solo colabora, o si comercializa con el medio, es decir paga los espacios o compra tiempo.
Y ahora ahí va mí:
DECÁLOGO DE INFLUENCIAS CORRUPTIVAS AL ESTADO DEL CRÍTICO:
1.- Ideología del medio, que a veces tapan con lo que suelen llamar la línea editorial.
2.- El director o jefe de sección que te levanta la página. Ordena montar unas imágenes con el pretexto de los tres minutos de información, o te pide que suavices el tono de voz.
3.- El director o responsable de la sección que reconoce no entender nada de toros pero te dice que no quiere que seamos un José María García, y quiere que nos parezcamos a Filiberto Mira.
Para los que no conozcan a los personajes diré que José María García fue un periodista deportivo, ya retirado, que revolucionó la forma de comunicar el deporte, a veces con acidez pero sobre todo con arrojo. Filiberto Mira, fue un crítico taurino, ya fallecido, que tenía fama de ser muy blando y sospechoso de ser un “sobre cogido”. Esto significa en el argot del periodismo taurino, aceptar regalos.
4º punto del decálogo de influencias corruptivas al estado del crítico taurino. El mozo de espadas que llega pidiéndote el nombre y el medio para el que trabajas.
5.- El típico corredor de sobres, yo conocí a uno que era de Sevilla, que llegaba a meter las narices en Málaga y se daba cuenta de que no era Sevilla.
6.- El sobre que te daba el que apañaba a la prensa con los papeles cambiados. Ya no era dinero, eran entradas.
7.- El apoderado que te invita a comer, a ti, o cuanto más a otro periodista más.
8.- El que te dice llevo un chaval que va a ser un fenómeno, a ver cuándo le haces algo. Es decir, una entrevista, un reportaje.
9.- Los toreros de tu ciudad a los que conoces perfectamente y a ver como hablas mal de ellos.
10.- El torero que torea según tus cánones. Porque has de tener cuidado a la hora de hablar o escribir de él y no ser muy vehemente, pues te dirán, “claro habla así de bien de este torero porque le gusta”.
Como se verá, ejercer la crítica periodística, en cualquier orden o disciplina, no es muy grato, por eso es necesario ser una persona muy formada, un profesional muy entendido y tener claro que lo que se vierta sobre alguien o algo, debe ser con miras a mejorar nuestra sociedad.
A eso lo llaman crítica constructiva y yo entiendo que toda la crítica se hace para construir aunque a veces sea desde las cenizas. El matiz está en la vehemencia con la que se hace esa crítica.
