El bosque de las palabras

Seguramente en Jesús García Gallego hubo tristezas cuando devinieron en sus manos los versos de la noche. Seguramente Los Labios del Sueño, libro que Jesús nos regaló a un grupo de amigos y compañeros en la poesía, están acicalados con ese carmín incorpóreo y trascendente que a veces el alma arroja sobre el corazón. Las letras poéticas que contiene este libro de emociones gritan vida, deseo y sueños.
Jesús García Gallego no es un dios y por lo tanto su tristeza es real. Jesús García Gallego es un hombre y por consiguiente puede escribir, decir y soñar aquello que escribe en Ángeles de Satén de que “la melancolía es la tristeza de los dioses”.
Así entiende él todos los efluvios del alma bebiéndose, como a él le gusta beberse, la Pavana Opus 50 de Fauré.
“Como si fuera posible pronunciar tu nombre sin desatar la tempestad y el misterio ¡oh amor mío!”.
Así de contenida sostiene la tristeza este filólogo impenitente y viajero que significa la petite mort como millas de sensaciones dibujadas en esas ciudades que ha visitado y a las que como fantasma cósmico asocia sus sentimientos.
Seguramente la tristeza en la que cabalga Jesús, como la tristeza que envuelve a todos los hombres que se apasionan por la aventura de la vida, no es una tristeza que sucumbe en la agonía de la muerte, sino que es una esperanza de vencer el oprobio del vacío, de la desolación, de la otra petite mort que nos confunde con el éxtasis de la carne… por esto es por lo que el autor recuerda a Nietzche : “tras alcanzar lo deseado, tan solo queda anhelar el deseo de lo anteriormente anhelado”… y es entonces, sólo entonces, cuando el camino vuelve a abrirse en esos derroteros que sensacionan los encuentros con las ciudades cuya historia dice en el alma del poeta que la tristeza supone el verdadero camino al triunfo de la orfandad… y es en el Camino de Tanis cuando se siente “renacido bajo el cenit de un cielo perfecto. Silente, nunca derrotado”.

Jesús García Gallego
LOS LABIOS DEL SUEÑO
Ediciones Litoral, 2016