El bosque de las palabras

Manuel Benítez Carrasco escribió esta letra que nos recuerda el autor Carlos Benítez Villodres en esta obra que hoy les presento:
“¡Qué mansa pena me da!
El puente siempre se queda
y el agua siempre se va!
LOS PUENTES DEBILITADOS es un poemario que escribió el gran poeta malagueño Carlos Benítez Villodres muerto en 2021, y que en 2007 le publicó la editorial Granada Club Selección.
Nos sorprende Carlos en esta ocasión con versos, no necesariamente rimados, ni métricamente contados, y cuando existe esa formalidad poética lo hace en rimas asonantes de irregular conteo silábico.
LOS PUENTES DEBILITADOS son poemas que componen un registro filosófico y social sobre el ser humano.
Puentes de diálogo, de acercamiento. Puentes de extremos, de unión… pero debilitados a causa del devenir de la humanidad que, y quizás esto sea un sueño, componen los puentes de esperanza deseados para que algún día la humanidad llegue a ser humana.
La palabra en primavera.
Tras la sombra de un signo sin hazañas
un hombre inquieto aguarda que retorne
al menos un reflejo de aquel puente
construido, en un instante, por deseos
que solo la palabra de raíces
profundas los comprende y los propaga.
La incertidumbre vaga por espacios
donde las siete arañas de los cuentos
corruptos tejen telas engarzadas
con la más floreciente hipocresía.
Sé que cualquier borrego se dirige,
con la cabeza gacha, por las rutas
que los pastores crean con los fuegos
cáusticos de sus danzas palabreras.
Por tal causa, Pausanias se marchó,
al despertar la aurora, de Epidauro,
dejando atrás la religión de Asclepios.
Cruzó por infinitas latitudes;
Holló un sin número de puentes bien
asentados y otros despiadadamente
medio derruidos; besó frentes
y tierras donde fue con alegría,
sin grietas, acogido; sacudió
con fuerza sus sandalias polvorientas
allá donde rehusaron su mirada…
¿Por qué mutan los valles siempre fértiles
en eriales inhóspitos, sombríos?
Por las calles insomnes, por los campos
anegados de sueños… ya presiento
que viene la palabra en primavera.
En esta filosofía de la desesperanza, de puentes construidos y destruidos, la mitología griega está presente como forma religiosa del pesimismo humano… y acaso de la verdadera esencia del hombre.
Begonias
A aquel que ningunee las begonias
que cultiva mi hermano en los jardines
de su oasis, rubíes sempiternos,
le ahogaré sus fantasmas incendiarios
en las pútridas aguas de sus horas.
Estos machacadores de miradas
repletas de ternura, de luceros
rebeldes, de violines que conversan…
Son parte de esa nada destructiva,
donde beben venenos las palabras.
Aunque quisiera, no puedo olvidarme
de las fuentes que nunca se arrodillan,
que engendran para el mundo amaneceres
de música y de flores sin reproches,
que despiertan las alas de los triángulos.
Le implantaré mi voz batalladora
a los ríos de venas secas, pardas,
para que en sus pupilas resucite
la luz, lenguaje virgen de los sueños
utópicos. Entonces brillará
sobre la piel del orbe la sonrisa
que ilumina las olas de los siglos
y las de las conciencias que liberan
las sinfonías blancas de los pobres.
Y Carlos Benítez Villodres va construyendo así una poesía social y humanamente yerta que da esperanza a la eterna podredumbre del ser humano.
LOS PUENTES DEBILITADOS
De Carlos Benítez Villodres
Editorial Granada Club Selección 2007
