La Mirada Crítica

Si tu país se rompe y no haces nada, lo estarás condenando a un futuro oscuro. No somos muy partícipes de las movilizaciones en este país, nos quejamos mucho pero hacemos poco. Sin embargo, lo que se está viviendo en estos últimos meses hacía mucho tiempo que no lo veía. El pasado domingo, más de 100.000 personas llenaron las calles en contra de la amnistía a los presos políticos catalanes. Otro foco importante fue Málaga, donde se manifestaron más de 20.000 personas.
Según el presidente en funciones, Pedro Sánchez, anunció la pasada semana que la solución política y social en España pasaba por una amnistía, para así estar en paz y acabar con los malos rollos. La indignación de la población viene por los cambios de opinión con respecto al tema. Cuando se produjo ese hecho, en 2017, todos los políticos condenaron el intento de fragmentar España. Durante toda su legislatura (2019-2023) mantuvieron la misma postura, mientras el culpable de ese plan, Puigdemont, se encontraba fugado del país para evitar ser juzgado.
La amnistía no nace ahora, y ya este año fue objeto de debate político. Pedro Sánchez durante la campaña electoral este verano, se mostraba inflexible en su pensamiento de no conceder la amnistía a los políticos independentistas, así como no les concedería hacer un referéndum de autodeterminación. El PSOE, fruto de una nefesta legislatura con el apoyo de Podemos, que empezaba a pagar los platos de la incompetencia de Irene Montero, no consiguió los votos que esperaban y se quedaron en 122 diputados. La segunda fuerza de izquierdas en votos fue Sumar, un partido creado a las puertas de las elecciones con los restos de Podemos e Izquierda Unida. El PSOE, con el apoyo de Sumar, no lograba conseguir mayoría, por lo que tuvo que convencer a partidos regionales para conseguir mayoría.
Aquí entra en juego Carles Puigdemont. El que fuera presidente de Cataluña durante el referéndum ilegal, fue condenado por ello junto a otros políticos por delito de sedición. Sin embargo, huyó antes de ser encarcelado a Bélgica. En ese país, el delito de sedición no se contempla en el Código Penal, por lo que allí podía estar tranquilo y la Interpol no podía intervenir.
A raíz de las rondas para formar gobierno, y tras el fracaso de Feijoó, llegaría el turno de Sánchez. Se produce entonces un momento cumbre: Yolanda Díaz, líder de Sumar, viaja a Bruselas para reunirse con Puigdemont. Empiezan poco a poco a tender la mano a los que creíamos que la tenían cortada. Pedro Sánchez sabe que el partido Junts per Cat, del político catalán, es la clave para conseguir mayoría y salir elegido presidente.
Es entonces cuando, a las puertas de su sesión de investidura la semana del 6 de noviembre, anuncia que lo mejor para España es una amnistía, que de ese modo se acabarían las tensiones que llevan más de 6 años teniendo España y Cataluña. Afirma que es lo que querrían la mayoría de los españoles y catalanes. Eso es lo que se dice a sí mismo, porque no sabe lo que opinan los ciudadanos de eso, y esa opinión ahora está clara tras las manifestaciones por toda España: NO a la amnistía.
Defenderá que lo hará por España, por el interés de los ciudadanos y por la paz social. Lo que esconde es que su ambición de poder y dinero es tal que es capaz de destrozar sus principios (si es que alguna vez los ha tenido), y mentir a todo un país con lo que tantas veces dijo no, y de repente se convierte en un sí.
No es nada nuevo que la izquierda se autodestruya, y sabe que si no consigue esos apoyos en esta sesión de investidura, unas nuevas elecciones harían subir a la derecha, y eso no le conviene. Pero son ellos mismos los que están provocando ese desenlace: primero siendo flexibles con los presos políticos, la polémica de la guerra de Israel y Palestina, en la que sólo condenan los ataques de uno, mientras Palestina se viste de la indefensa, y también con las prohibiciones de los vuelos de menos de 2 horas y media, mientras que al Falcon eso no le afecta.
La amnistía solo ha sido la gota que ha colmado el vaso de unas decisiones “por España”, que para nada cuentan con el apoyo del país.