El bosque de las palabras

Un traje sin alas es un poemario escrito por Fernando Bonilla Leal que he tenido la suerte de presentar recientemente en la Sociedad Económica de Amigos del País en Málaga.
Fernando es profesor de cocina y pastelería. Técnico especialista en Marketing que en el año 2000 publicó el poemario, LA VOZ DE LA CONCIENCIA. En 2007 escribió un MANUAL DE TÉCNICAS CULINARIAS. En 2009 se inventó la pirámide gastronómica de la felicidad, que era un símil con la pirámide de Maslow, que se refiere a las necesidades humanas que permiten la autorrealización, pero todo en el ámbito de la gastronomía. Hizo varias ponencias en institutos y universidades con gran éxito. En 2017 publicó ESENCIAS DE MÁLAGA. “GASTROVERSOS”. Y en 2019 asiste a un taller de técnicas de remezcla para la creatividad literaria y la lectura crítica de medios de comunicación.
De este poemario ha dicho Antonio Sevillano, profesor, compañero y amigo del poeta, en el brillante prólogo que ha escrito, que: Este libro de poesía encierra belleza. Que es un Lienzo en blanco para pintar el pasado del autor… un viaje a la infancia, a la juventud, a los recuerdos. Que es como una miscelánea de olores, sabores, versos, imágenes, de colores y de sonidos que definen el libro. Y entre otras muchas más cosas, que el poemario bebe en fuentes familiares… que conjuga la poesía, la imagen, la pintura, la música y la cocina como referentes artísticos del autor.
Del autor, de Fernando, no sabemos mucho. Ni cuando nació, ni dónde. Cuando murió a su infancia, si es que murió, y resucitó a la vida entre las calles de una ciudad, que sin decirla se nombra sin labios aquí.
De este autor, Fernando Bonilla Leal, no sabemos mucho porque su biografía no viene escrita en las solapas del libro. NI FALTA QUE HACE porque su biografía está escrita en cada uno de los 37 poemas y un INVOLABLE, que aquí aparecen.
Otro gran amigo suyo, FERNANDO CARMONA, que es director de la galería Kripties, la primera galería y consultoría de arte digital en España, en la contraportada del poemario ha escrito:
“Perdidos, fascinados y desarmados, nosotros también deambulamos ignorantes por estos derroteros casi sin alma, buscando respuestas a las preguntas que se ocultan detrás de las miradas fugaces, cuando nuestros escudos de héroes no funcionan, nuestros arcos de guerreros no están tensados y nuestros trajes – celestiales – no tienen alas.”
Hace relativamente poco tiempo que conozco a Fernando, pero sé que Fernando habla con los ojos… alguien le ha dicho que es el fotógrafo que derrite las miradas…
A Fernando le gusta estar en segundo plano, y cuando tocaba la batería (allí en un segundo plano) tejía los tempos para construir sus versos. Ahora ha terminado siendo protagonista de este su poemario, porque Fernando escribe: para que no mueran, ni el niño, ni el guerrero… “Me calzo las alas, las involables, esas que me permiten viajar sin alzar el vuelo, que me permiten reconquistar: lo que fue de nosotros.”
Fernando ha transitado por diferentes lugares del arte hasta llegar aquí, a la poesía, no sabemos si como estación de penitencia o como destino, pero les diré ALGO sobre su tránsito, Fernando es un humanista, sabe de las letras que forman el abecedario de las almas de los humanos. Escribió poesía, y ha vuelto a reencontrarse, con ella, fijó imágenes en lienzos y ahora ojea el mundo a través de una cámara fotográfica, y entre la pintura y la imagen eligió la música, la de la batería, una banda sonora de golpes en el corazón y hambre, que definió el amor que siente por la vida.
Y algo más, porque en Fernando Bonilla nada es indiferente. Hace tiempo escribió:
“Escribir es un acto de generosidad, de valentía, de dar el paso ante la incertidumbre, de desnudarnos para mostrarnos tal como somos, sin atuendos, ni aditivos. Escribo para que no mueran, ni el niño, ni el guerrero; para quedarme en la memoria de este hogar imaginario, cuyos cimientos se forjan de las vivencias. Para que tiemblen los pétalos de una flor en primavera, para que tiemblen como palabras que se deshojan… ante la eterna duda.”
Pues eso, escribir desnudándose.
Les leo de este poemario:
DE RE COQUINARIA
Me ha costado encender los fogones
después de tanto tiempo;
poner a punto la maquinaria;
desempolvar la vajilla;
abrillantar las copas
y lucir traje limpio.
Sé que me esperan decenas de fantasmas
sentados en la mesa. Bajo el foco de la luz:
las sombras inquietantes de sus manos,
sombras que se aferran a los cubiertos
atravesándome, hurgando en las cavidades
para que crujan las raíces de la primavera,
para que cruja el filo al dente del deseo.
¿Cómo reinventar los poros de la piel
en el cuerpo de un incendio,
si este trozo de carne deshilachado
pertenece a ti, si aún mantiene
el instinto latente de morder,
aunque ya no quede nada por morder?
¿Cómo reinventar el tacto de lo impalpable,
el amor en los aromas olvidados?
¿Cómo, si este postre de néctar, vino y miel,
es un aire de terral que se deshace en la boca,
si vuestras manos ahora son solo parte
de esta sombra que repta sobre el mantel?
Me gustaría dejaros boquiabiertos,
colocar las flores en el plato
con la misma sutileza de antes,
utilizar los colores, las pinzas, el pulso,
crear nuevas galaxias
para nuevas emociones;
pero el amor
se ha quedado reducido en el fondo del cazo
con los jugos insalvables del deseo.
¿Cómo
reinventar todos esos platos
con los que fuimos felices?
UN TRAJE SIN ALAS DE FERNANDO BONILLA LEAL, EDICIONES AZIMUT 2023.
