El bosque de las palabras
Días pasados se ha presentado el número 13 de la revista la Garbía en la que colaboro con un artículo sobre:
LA POESÍA DE PÍO BAROJA. CANCIONES DEL SUBURBIO. POEMARIO DEL EXILIO.
Para muchos penitentes de la literatura, y de la poesía en particular, era desconocida la faceta del escritor vasco como poeta. Y en realidad nunca, él mismo, se consideró como tal.
De todas las maneras, para unos solo fueron versos menores, y para otros un recurso para dar salida a ciertos personajes no novelados en sus obras.
Sin embargo, la poesía de Pío Baroja es algo más.
Sostengo que el único poemario escrito y publicado por Pío Baroja en realidad es un poemario del exilio, pues fue escrito en Francia cuando la fratricida guerra española terminaba y las legiones hitlerianas avanzaban en aquella Europa decadente. Y sostengo que tenía que ser un poemario y no una obra narrativa la que sirviera esencialmente a la agonía vital de un escritor atormentado por la caótica situación de España. Luego, al fin, fue un poemario que es identidad del naturalismo español.
Antonio Machado le escribe un soneto a Pío Baroja:
En Londres o Madrid, Ginebra o Roma,
ha sorprendido, ingenuo paseante,
el mismo tedium vitae en vario idioma,
en múltiple careta igual semblante.
Atrás las manos enlazadas lleva,
y hacia la tierra, al pasear se inclina;
todo el mundo a su paso es senda nueva,
camino por desmonte o por ruina.
Dio, aunque tardío, el siglo diecinueve
un ascua de fuego al gran Baroja,
y otro siglo, al nacer, guerra le mueve,
que enceniza su cara pelirroja.
De la rosa romántica en la nieve,
él ha visto caer la última hoja.
Definición del hombre al que le gusta la soledad.
Sentirse solo y estar solo, que es como exiliarse uno mismo, pero en la doble ambivalencia del exilio, como en la de la soledad. Solo de los demás y solo (exiliado) consigo mismo.
La rareza de Pío Baroja le lleva a elegir con quienes pasa su tiempo. Era temperamental y bipolar, quizá desequilibrado, su confianza en los congéneres es casi nula.
No soporta la debilidad que se le atribuye a la compasión.
Pío Baroja es un solitario triste que con frecuencia transita en la “eterna melancolía”, como él mismo definió a su frecuente estado de ánimo.
Y una cosa más, se niega la felicidad así mismo porque le impide, en su criterio, el análisis, y él analiza todo, quizás, con mucha frialdad.
Así era Pío Baroja como persona, pero dotado con cierta dosis de afecto que solo podía manifestar en su obra literaria.
Es por esto por lo que, CANCIONES DEL SUBURBIO, publicado en 1944, tiene una especial importancia en la literatura barojiana. Escrito en la soledad del exilio, nos deja ver al Baroja más afectivo, también al polemista y al crítico y, seguramente, al más humano.
En la construcción del poemario hay reminiscencias románticas (en la elección de ciertos personajes y lugares) y modernistas, pues el Modernismo es el estilo de su época. Ahora bien, es Verlaine quien afecta más su estructura poética en sus correspondencias impresionistas y coloristas.
Por otra parte, el influyente Baudelaire ha dejado en la poesía barojiana paisajes sensoriales, a veces insensibles, e incluso estructurando algunas estrofas como si fueran parte de un guion cinematográfico.
El Guadarrama.
Muralla del Guadarrama,
cielo azul, resplandeciente,
aire de tarde, relente,
viento que silba y que brama,
olor de jara y retama,
de tomillo y de romero;
montes de color de acero,
ceñuda tranquilidad,
reposo, serenidad,
lento anochecer severo.
Pero, Miguel Pérez Ferrero, Pere Gimferrer y Emilio Carrere sí defendieron la poesía de Baroja porque vieron en ella “una síntesis de toda su actividad creativa.”
Y fue la tesis de los tres críticos literarios la que abrió los caminos del entendimiento poético barojiano.
El poemario es como un diario de viajes. Es el relato de un viaje estructurado en verso. Y eso lo hace diferente y único.
Es el poeta y bibliófilo granadino Manuel García quien formaliza la importancia del poemario. En su opinión es provocativo y por tanto libertario. Comprometido socialmente. Autobiográfico, y en consecuencia de las descripciones versificadas, constituido como un exponente sublime del naturalismo español que Azorín, sin pretenderlo, confirmó.
El sentido naturalista de Canciones del Suburbio entronca directamente con el sentido estético poético de los naturalistas españoles por excelencia, también escritores de poesía, algunos, como Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán.
Pero si en realidad era una obra menor para la mayor parte de los críticos y el propio Baroja, ¿por qué se publicó?
Por dinero. Era la España del hambre, de la miseria.
Recomiendo que se hagan con esta revista, pues, por sus temas y autores, es una revista cultural referente en Andalucía.
Revista la Garbía, número 13, Editorial Algorfa 2024.