El bosque de las palabras

Jacinto Esteban ha muerto, así como a otras personas, la paz y la tierra cubren por siempre sus memorias, la memoria de Jacinto quedará en mi corazón y en el de muchas personas que lo quisimos, por todo lo que hizo, por la escena, por la cultura y por sus amigos, que sobre todo fue querernos, y a ese cariño, ya eterno, quiero responder rescatando el artículo que para él escribí en el homenaje que Isabel Romero promovió, en vida, palabra añorada y enviada en estos momentos, de Jacinto Esteban.
Esto escribí y esto os ofrezco, ahora sí, como póstumo homenaje a un gran hombre de la cultura española y malagueña.
Jacinto Esteban Suárez es un humanista. Que lo sea no condiciona una biografía llena de vida y verdad, pues su vida está llena de estos propósitos (humanistas) que además consiguió encumbrar.
Conocí a esta gran persona, muy a mi pesar, más tarde de lo que hubiera deseado, pero a tiempo para lo que supe de él.
Su talante, encantador y brillante, confirma su grandeza como actor, pero no le impide tomar conciencia de la realidad social en la que vive y por la que lucha intentando mejorarla, activa y comprometidamente.
Su trayectoria profesional está avalada por haber trabajado con los más grandes: Tamayo, Dicenta, Prendes, Mistral… Haber actuado en los teatros más grandes: La Zarzuela, Español, Bellas Artes…
Y llegó a Málaga. Llegó cuando el mundo se movía en una revolución que definió a generaciones enteras y que en Málaga nos dejó un poso cultural que desde aquel 1968 sembró las bases culturales de nuestro devenir.
Málaga, Benalmádena, Marbella, otra vez Madrid… Como actor, como poeta, como conferenciante, como autor.
El Corral, como iniciación. La Bodega del Chinitas, como expansión. Lugares de mundo, vida y arte en los que su espíritu expandió esencias de luz.
Descubrí que en el teatro Alameda el musical Café de Chinitas rompía moldes y triunfaba en una sociedad que aún prejuzgaba condiciones humanas. Jacinto Esteban, valiente y luchador, había puesto en escena el rayo que iluminaría los oscuros escenarios de muchas vidas.
Y descubrí, por esas cosas que pasan en la vida, que el director, que fue, de Onda Cero Málaga, Rafael Acejo, con quien trabajé algunos años, era un pedazo de actor. Rafael, actuando, y Jacinto, dirigiendo, triunfaron llenando la escena con la luz de nuestro recordado Miguel de Molina.
Escribe poemas de VIDA Y CAOS y redondea versos en los CUADERNOS DE ROLDÁN. Estructuras que enternecen el alma y dan emociones a los sentidos propiamente humanos.
Emprende mil proyectos llenándolos de luz y elevando, un madrileño andaluz como él, el Flamenco. Fandango y cantes de amor y de paz, y su escuela y sus direcciones artísticas, y sus amigos de los que no se olvida en la autobiografía: Nombres amigos para una vida incompleta.
Se abre el telón. En escena Rosa Castro. Jacinto Esteban musita cada una de las frases que La Measalves pronuncia. ¡Claro, la escribió él! Y sus ojos acuosos una vez más proyectan la luz. Esa luz que llena la escena.
¡Gracias, maestro, por tanto!

