El bosque de las palabras

En el libro de la Sabiduría, 17, 11, encontramos esta cita:
“El temor es la renuncia a los auxilios de la razón…”
La Real Academia define el temor como la “Pasión del ánimo, que hace huir o rehusar aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso.” Y también: “ Presunción o sospecha.”
¿Pero cómo se define el miedo? Dice la Academia que el miedo es la: “Angustia por un riesgo o daño real o imaginario. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.»
Convendría matizar que el temor no necesariamente conlleva pánico, pero que el miedo sí lo exacerba.
Alguien puede temer que una fiera se aposte detrás de un seto, y si la fiera apareciera, entonces, tendría miedo de la fiera porque esta le puede hacer daño.
Tanto el temor como el miedo surgen en ciertos contextos. No es lo mismo estar en la selva, que en un prado.
Creo que el pánico es el factor determinante entre uno y otro concepto.
¿Y qué tiene que ver la razón en el temor y el miedo?
Todo. Porque en realidad ella es la medida del pánico.
A mayor entendimiento y comprensión, menos temor, menos miedo.
En el ejemplo de la fiera, entender qué tipo de fiera nos espera detrás del seto, y comprender su agresividad, nos ayudaría a dominar la situación. Para ello influyen una serie de factores externos que nos ayudarían con el temor y el miedo a la fiera. Ya hemos contextualizado el lugar y en el lugar no es lo mismo un león, un lobo, o un jabalí, por ejemplo.
¿Y si en vez de una fiera es una enfermedad?
Por ejemplo, nos duele el costado izquierdo. Nos entra el temor de que podría ser algo de riñón. Luego, el médico nos confirma que es del riñón y que hay que extirpar. Nos entra miedo porque desconocemos cómo podremos vivir con un riñón.
Luego, preguntamos, nos informamos y conocemos que algún vecino solo tiene un riñón y está fenomenal. Del miedo pasamos al temor.
Hay grados diferenciales para el temor y el miedo, y ambos se conjugan.
En cualquier caso, el parámetro común para el temor y el miedo es el grado de conocimiento o desconocimiento de aquello que nos turba.
En el libro de la Sabiduría se apuesta por la razón. Cuando nos abandona, nos afecta, nos aflige y podríamos entrar en pánico. Luego, mientras más conozcamos de las cosas que nos turban, menos posibilidades de temor o miedo tendremos, y en caso de llegar a tenerlo, más fácil será controlarlo. Es decir, menos posibilidades de entrar en pánico tendremos, pues el pánico sí que nos puede llevar a la destrucción.
Se dice en el libro de la Sabiduría:
“Cobarde es, en efecto, la maldad y ella a sí misma se condena; acosada por la conciencia imagina siempre lo peor; pues no es otra cosa el miedo sino el abandono del apoyo que presta la reflexión; y cuanto menos se cuenta con los recursos interiores, tanto mayor parece la desconocida causa que produce el tormento.”
La maldad es cobarde e imagina lo peor acosada por la conciencia.
El miedo aparece cuando no hay reflexión.
No hay reflexión cuando no conocemos.
Entonces aparece el tormento, el pánico… y posiblemente la maldad según el grado de conciencia que cada uno tenga. Y eso de la conciencia de cada uno, es otro tema, o un tratado filosófico aparte.
Como se verá, el estudio de la psicología humana, no nace con Freud; ya en el libro de la Sabiduría de la Biblia se escribe sobre el conocimiento de la mente humana.

