
Desde la cordura de mi locura
Es más que probable que en este último año hayas escuchado en numerosísimas ocasiones eso de que la vida son dos días.
Y no le falta razón, sin duda, no falta razón, pero es una pena que haya tenido que ser una pandemia mundial la que nos haya hecho parar, pensar y darnos cuenta de que la vida es una y que no hay vuelta atrás. Porque esto, también pasaba antes de esta pandemia mundial.
Por norma general, nos han educado, y funcionamos, pensando en un futuro, construyéndolo, pensando en lo que va a venir y preparándonos, preparándonos para ello.
Cuando somos niños la sociedad nos hace preocuparnos de que queremos ser cuando seamos mayores. Realmente lo que queremos cuando somos niños, en ese instante en el que nos preguntan qué queremos ser, lo que queremos es disfrutar de ese momento, es jugar, es estar con nuestros amigos, no queremos preocuparnos de que seremos o no seremos en un futuro.
Los niños. Los niños saben bien cómo exprimir cada minuto, lo que es ser felices en ese mismo instante que están viviendo sin más preocupaciones, nosotros los adultos deberíamos aprender un poquito de este comportamiento.
Y sí, yo sé, y es obvio, que cuando somos adultos tenemos muchísimas más cosas en la cabeza y mucho en lo que pensar y no es fácil. Pero eso no debería ser nuestro principal foco de atención. Deberíamos aprender a vivir el presente al 100%.
Decidamos qué queremos hacer hoy, ahora, en este preciso instante, con quién queremos compartir ese preciado tiempo que tenemos. Tenemos que deshacernos de lo tóxico, de lo que tenemos alrededor, que nos rodea que no nos aporta más que negatividad, eso es totalmente innecesario. Tenemos una vida plena y la tenemos HOY.
Porque, aunque ya lo sabíamos, 2020 ha tenido que venir a recordarnos que la vida se para cuando menos te los esperas y que lo que realmente nos queda, son esas pequeñas cosas, esos pequeños recuerdos, esos pequeños momentos, esas cosas que han hecho que tu existencia merezca la pena, cada segundo.
Busquemos lo mejor de nosotros, busquémoslo. Vivamos cada día como si fuese el último. Sonríe mientras lo haces, hazlo por ti y por todos los que te rodean porque ya hemos aprendido que eso es lo que nos va a quedar. Hay que intentar ser positivo ante las adversidades, no siempre es fácil, pero hay que intentarlo. Hay que priorizarse, aprender a decir que no, que importante. Arriesgarse, soñar, demostrar gratitud, y por supuesto besar, besar y abrazar siempre que podamos. Porque, amigos, la vida es lo que está pasando en este preciso instante.