Un verano más, la Triple A vive bajo el influjo de malas vibraciones, el temor a que se repitan, y ya hay algún indicio, lo mismo de todos los estíos, un abrumador aumento en el número de abandonos de animales, pero al mismo tiempo cuentan los días para hacer realidad un viejo anhelo, disponer de nuevas instalaciones para desarrollar su labor, dado lo obsoleto de las actuales, espoleados, ahora, por la partida presupuestaria liberada por el Ayuntamiento para esta actuación.
En ese contexto marbellahoy.es entrevista al director del centro de ayuda a animales abandonados, Jan Weima, quien explica, en cuanto a las obras, que “nos hace mucha falta porque el actual edificio tiene, al menos, 80 años y tiene muchos desperfectos, especialmente en las conducciones del agua”, que, entre otros factores, sufren mucho por el pelo de los animales.
Es un espacio de titularidad municipal y el Ayuntamiento va a destinar un millón 200.000 euros a esta actuación. Lo que sí le entrega a la Triple A, en virtud del convenio entre ambas entidades, son 80.000 euros anuales, “que es una ayuda importante, pero aún necesitamos mucho más porque no hay que olvidar que podemos tener unos gastos de 40.000 euros mensuales”, explica Weima.
Por eso resultan vitales las aportaciones de socios y simpatizantes. “Afortunadamente tenemos muchos amigos en muchos países”, cuenta el director. Eso se deja notar en las cifras. En lo que va de año, más de 671 ingresos de animales, más de la mitad gatos, lo cual les ha llamado la atención, y se han adoptado 613.
Pero está el verano que, según admite Jan, “es una época complicada”, no solo por la tónica habitual de “personas que se cansan de los perros o que se van de vacaciones y deciden abandonarlos”, sino que “esto se une a los podenquitos que abandonan los cazadores por marzo, cuando acaba la temporada de caza, y empiezan a bajar a la costa por falta de agua y comida”.
De nuevo, sobre la mesa y durante la entrevista, los viejos focos de atención. Son las administraciones públicas las que han de hacerse cargo de los animales abandonados, pero según señala Jan Weima, “en Marbella tenemos la suerte de tener una protectora, en la que solo hacemos los sacrificios absolutamente imprescindibles, y no una perrera. Yo he estado en algunas y eso sí que es terrible”.
