El bosque de las palabras

El jueves 28 de abril, en el museo malagueño Jorge Rando se homenajeó la memoria del escritor malagueño Enrique González Matas presentándose su obra póstuma, la trilogía poética: HIJOS DEL MISTERIO, SUEÑOS DE ESPERANZA Y VERSOS COSMOPOLITAS.
En esta ocasión, la poeta y gestora cultural, Isabel Romero dentro del ciclo LAS TARDES DEL RANDO, nos propuso ahondar en el conocimiento de un entrañable profesor y escritor malagueño que hizo de su vida una interrogante filosófica y que con su obra tanto sociológica como poética supo transmitirnos el interés por la interrogación vital.
El escritor José Martín Pinto glosó desde el sentimiento la figura y la obra de González Matas y el profesor Antonio García Aguilera nos acercó al contenido de su obra. En ambos me apoyaré para en esta sección del Bosque de las Palabras darles a conocer al autor homenajeado.
Enrique González Matas fue un niño de la posguerra obligado a “hacerse hombre antes de tiempo” y como tal en gran medida a ser un “autodidacta” con “unas dotes oratorias envidiables”. Estudió Magisterio y se licenció en Historia, siendo finalmente tras todas sus inquietudes intelectuales un excelente sociólogo. Mas añade Martín Pinto: “un gran soñador y un gran poeta”.
Destacaré entre sus muchos escritos publicados: Málaga en la España del siglo XX y Malagueños en la Institución Libre de Enseñanza, y de entre su obra poética: La Caza del Viento, Evocaciones de Amor, y la que se presentó en el museo Rando, la trilogía: Hijos del Misterio, Sueño de Esperanza y Versos Cosmopolitas.
Enrique González Matas tuvo siempre un “deseo inabarcable de saber, de aprender, de entender las cosas” no se conformó con “observar la vida” si no que se “adentró” en ella despreciando cualquier postura cómoda frente a ella, de ahí la infantil interrogante que siempre corrió a su lado, “¿y por qué?
Esta trilogía es en gran medida la respuesta, siendo en sí una unidad de inquietud de lo humano. “Qué somos, de dónde venimos y a dónde vamos.” La eterna cuestión vital que atenaza nuestras vidas y que en esta trilogía tienen profunda reflexión.
Les leo algunos de sus poemas:
FELICIDAD DE AMOR
No hay mayor felicidad
que la del amor compartido: cuerpos y almas unidos
en momentos de calma o de fuego prendido
en gozos y suspiros.
Es preciso acoger en el alma
el sentimiento vivo de lo amado: la sonrisa abierta y confiada,
el beso de pasión o de cariño, el diálogo íntimo de amistad, el silencio sereno de la paz,
el disfrute del gozo de los hijos…
Mas, el amor, aunque sea feliz, granado en años y besos,
se encuentra asediado
por los avatares del destino y la llegada del adiós cruel
e inesperado, como rayo que fulmina. Es así, ya lo sabíamos con temor,
y, también, sabemos que el amor
nos ofrece el gozo más cálido de la vida.
NAVEGANTE DE NUBES
Creo que no tengo remedio.
No tengo remedio porque no dejo de pensar,
de buscar e indagar sabiendo que mi mirada
no llegará más allá del horizonte que veo.
¡Ay!, navegante
de mares y nubes,
ave de espacios finitos,
¿cuándo aprenderás
que el país que persigues está demasiado lejos, demasiado lejos para ti
y para cualquier mortal que sueña lo imposible?
Detén ya tu pensamiento,
detén ya tu preguntar inquieto,
descansa en tu posada de paz y
de sosiego. Llegarás al infinito
cuando te alcance la infinita
realidad, si te es concedida tras
el tiempo.