El bosque de las palabras

“libre y segura
desde su nacimiento
victoria aclama”
Como este Senryu que titula Fuente del León y que inserta en su poemario Festum, estaba segura Maricruz Garrido de su triunfo, quizás después de haber pasado por las “trincheras” de la “triste guerra” que en negro oficio enterraron sueños… “cerca del río”.
Mas nada tiene que ver con el orgullo del vencedor de una batalla, sino con “el amor quedado en leyenda” sabiendo que “estos muros llorarían tu ausencia”. Los muros de Almedinilla derraman lágrimas por el amor sentido de Maricruz.
Maricruz no escribió Festum como vencedora de derrotados vientos de la inspiración. Henchida de amor por este pueblo engendró Festum como las divinidades eligen engendrarse en sus vírgenes. Almedinilla eligió a Maricruz para cantar unos versos salidos del corazón de una mujer enamorada de este pueblo, que como en “Fascinus” es “fuerza vital” para su alma.
En este “amor indefinible” entre el espíritu de un pueblo y una vestal de los sentidos, Almedinilla elige los versos de esta cordobesa “como amante…que había esperado el encuentro” sabiendo que la indómita rebeldía de esta poetisa le impediría aceptar un encargo que no fuera el de la libertad de escribir, con emociones, los sentimientos imbuidos por el espectro de un pueblo cuya historia ocupa el espíritu de lo eterno.
Maricruz igual que en el poema que le dedica a Antonio Pulido “heredó libre la frescura del árbol”. He ahí su independencia incluso para enamorarse de la esencia de este pueblo cordobés que es como “halo invisible que sobrevive al tiempo”.
De entre la ya extensa obra de Maricruz Garrido destaca Festum como poesía de la madurez, del tiempo y del espacio, con los ribetes que la magia de Almedinilla dejaron en los ojos de la autora, seguro que envueltos en las lágrimas de lo efímero o lo indefinible como llega a ser el amor de madurez.
Quizás en este amor hay algo que trasciende al verbo escrito, que suplica por calles de glamurosa historia, la reverencia de una corte de emperadores que desalojados por la cicuta del olvido y hundidos en sus cisternas de muerte suplican el último beso, aquel que Maricruz define en este hermoso verso: “jamás volvió mi boca a visitar tu aliento”
Titulo: FESTUM
Autora: Maricruz Garrido Linares
Editorial: Exlibric
