Los meses de invierno han sido devastadores para los pequeños negocios del municipio. Centenares de tiendas han tenido que echar el cierre definitivo al no poder subsistir ante la profunda crisis económica que asola al mundo, y a los empresarios en particular, entre otros grupos afectados. Ahora llegan los meses marcados en rojo para, al menos, poder recuperar tiempo y dinero perdido. Las rebajas tendrán un efecto contraproducente en numerosos comercios: no salen los números al estar tantas semanas en punto muerto, así que una mayoría no presentarán en su fachada los típicos porcentajes llamativos de estas fechas. A priori, un hándicap.
La actividad turística está en plena ebullición, una buena noticia. La ciudad va cogiendo un aspecto que recuerda a la antigua normalidad, así se recuerda de forma popular. Con el mes de julio a la vuelta de la esquina, se avecinan semanas clave para el pequeño comercio local. Son muchos los que se decantarán por ofrecer descuentos de colecciones anteriores anteriores y así dar salida, otros optarán por hacer una rebaja general pero no tan agresiva; al final se trata de cuadrar números.
Pero queda por conocer la parte de los clientes. El sector confía en que se mantenga la tónica de comprar en estas fechas, eso sí, más clientes nacionales en comparación con otros años. Todos reservamos una cantidad de dinero para gastar en rebajas, la clave es saber cuánto.
