El bosque de las palabras

Supe de esta notable poetisa a finales del siglo pasado y me entró una desazón intensa porque me pregunté: ¿Por qué no la habré conocido antes?
Convendrán conmigo que hay personas que nos hubiera gustado conocer desde siempre por lo que nos suman.
Clara es, además de poeta, traductora, ensayista, autora teatral y cultiva la narrativa. En realidad, ha tocado casi todos los palos literarios y ha recibido premios de prestigio que ensalzan su obra. Es la décima mujer en ocupar silla en la Real Academia de la Lengua Española.
De aquella época que supe de ella es este poema:
Arcángel de sombra
Desplegó una sábana azul |
que abarcaba los ocho cielos |
salpicados del oro de los astros |
y me envolvió y a sí mismo, en ella. |
Y como el entero firmamento |
me abrazó. |
Y se adentró en mi vida |
y en aquella noche |
la deshojó hasta la tersura del alba. |
Con el tacto del más leve pétalo |
se dobló su cabeza en mi cuello, |
sus bucles negros |
emitían un aroma de abismo. |
Debo confesarles que mi interés por Clara Janés fue, antes de por su poesía por estas frases que le leí y que conservé para recordarle a mi vanidad que solo soy un hombre:
«El acto creador es siempre un acto de amor. Entonces no hay un ego en el medio. Hay un descubrimiento y una entrega, un intercambio que llena de gozo.»
De su poemario: Límite humano (1973), este poema:
Fugacidad de lo terreno
Todo es de polvo, soledad y ausencia. Todo es de niebla, oscuridad y miedo. Todo es de aire, balanceo inútil, sobre la tierra. |
Manos vacías que acarician viento, ojos que miran sin saberse ciegos, pies que caminan sobre el mismo trecho siempre de nuevo. |
Vemos sin ver y en la tiniebla estamos. Somos y somos lo que no sabemos. Hay en nosotros de la llama viva solo un reflejo. |
Caen los días en otoño eterno. Pasan las cosas entre sueño y sueño. Llega la noche de la muerte. Y calla nuestro silencio. |
Es propio de los artistas, de la gente de la farándula, de los que de una u otra forma estamos relacionados con los medios de comunicación, poetas, escritores, etc. envanecernos, “creérnoslo,” como si por el hecho de estar en el candelero ya fuéramos más importantes que otros que no lo están.
Lo que Clara Janés nos enseña con su obra es que no se trata de reconocimiento público, que por ejemplo hacer un poema es un acto de amor y que el amor por definición nunca es egoísta, por consiguiente, crear, en el momento de la creación, que es el estado creador del artista, es un estado de gozo que llena el alma y entonces no hace falta nada más, pues la creación en sí es compartir. ¿Y qué es esto sino un acto de generosidad que toca directamente al sentimiento?
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Antología Poética de Clara Janés.